Estamos salvando al mundo con stickers

Cambiamos acciones por indignación remota y emojis con fondo arcoíris.

Autor de la columna

Cambiamos acciones por indignación remota y emojis con fondo arcoíris. ¿Recuerdas cuando ayudar implicaba hacer algo? Salir, donar, organizar, incomodarse. Qué vintage. Hoy basta con subir un post. O mejor: un sticker. Y listo. Ya salvaste al mundo. Puedes dormir con la conciencia limpia y el filtro bonito.

Tenemos stickers para todo: “Salvemos el Amazonas 🌱”, “No más violencia 🙅🏻‍♀️”, “Paz para todos 🕊️”, “Día de… (inserte causa olvidada)”. Publicamos, reaccionamos, nos conmovemos 24 horas y… luego seguimos igual.

La tesis es dolorosa: convertimos la empatía en branding personal. La solidaridad en estética. Lo importante no es que ayudes, sino que parezca que estás del lado correcto. Aunque no hagas nada.

Y claro, hay excepciones. Hay gente que sí actúa. Pero la mayoría solo observa, comparte y pasa a la siguiente tragedia cuando ya no da engagement.

El término es “activismo performativo”. O como diría tu tía, “parecer buena persona en redes sin dejar de ver tu serie”. Un show constante de indignación sin consecuencias.

Porque involucrarse de verdad es difícil. Exige tiempo, esfuerzo, renunciar a ciertas comodidades. En cambio, un sticker no. Un sticker te hace sentir héroe sin mover un dedo.

¿Quién gana? Las plataformas. Cada tragedia es una oportunidad de interacción. Y cada buena causa es un hashtag más para el algoritmo.

Objeción legítima: “Pero visibilizar ya es un primer paso”. Cierto. Pero un primer paso que nunca avanza no es camino: es pose.

Estamos tan ocupados pareciendo comprometidos que se nos olvida comprometernos. Y mientras tanto, los problemas reales siguen ahí. Invisibles. Sin stickers.

La próxima vez que publiques algo, pregúntate: ¿esto ayuda a alguien que no soy yo? Tal vez entonces dejemos de salvar al mundo con emojis y empecemos, ahora sí, a salvarlo con hechos.