IA: ¿Puente al Futuro o Candado al Silencio?

¿Podrá la IA vencer la censura?

Autor de la columna

El pasado 29 de julio de 2025, el Diputado Federal Eruviel Ávila Villegas presentó la primera iniciativa de reforma constitucional sobre inteligencia artificial de la actual legislatura. Que un diputado coloque la IA en el corazón de la Constitución mexicana es un gesto político inédito que merece reconocimiento.

Su propuesta plantea principios elevados: Ética, no discriminación, beneficio social y alinea la IA con ámbitos como salud, educación, justicia, inclusión digital y planeación nacional. Noble visión, sin duda. Pero plantear ideales sin instrumentos robustos es apenas un simulacro. El verdadero desafío es transformar esos principios en reglas: auditorías autónomas, semáforo de riesgo y alfabetización digital efectiva para todos.

Y aquí se impone el contraste inevitable: mientras se anuncia una IA humanista, se impulsa la polémica Ley de Telecomunicaciones, que habilita a la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones el poder de bloquear plataformas digitales y acceder a datos de usuarios sin claridad ni límites definidos. Se presume libertad, mientras se fragua un marco tecnocrático de censura y control. En ese escenario, la regulación propuesta bien podría servir para blindar bunkers políticos o corporativos, mientras la ciudadanía observa desde las sombras.

La pregunta central ya no es si regular la IA: es saber si lo haremos para la gente o para quienes quieren callarla. Si la voz pública se condiciona, cualquier intento de innovación se reduce a una máscara digital del autoritarismo.

La inteligencia artificial sólo tendrá valor si acompaña libertad, transparencia y participación. Si no, será un adorno institucional y una herramienta de control. El momento de definir ese rumbo es hoy: elegir entre construir con ciudadanía y apertura, o dejar que la tecnología sirva al silencio.