Los Ricos del Silencio
Quien puede callar compra ventaja; quien grita regala estrategia
El silencio no es ausencia, es herramienta. Hay quienes lo dominan como capital, lo administran en cuotas y lo invierten en el momento exacto, ¿Resultado? Ventaja absoluta; el ruido, en cambio, es gasto corriente, gritas hoy, te debilitas mañana.
Piénsalo en la mesa de negociaciones, el que habla de más, revela su urgencia, el que calla, observa el mapa entero. En política ocurre lo mismo, la pausa dice más que un discurso de tres horas y en la vida privada, un silencio bien colocado corta más que un portazo (las mujeres lo tienen tatuado en su ADN).
El silencio también es trampa, puede ser complicidad, evasión, cálculo frío; pero aún así tiene poder, deja al otro sin coordenadas, inventando interpretaciones que desgastan más que la verdad dicha.
La neurociencia lo confirma: Frente a pausas prolongadas en una conversación, el cerebro entra en sobre análisis, empieza a rellenar vacíos, a veces inventando errores propios, ahí está la astucia de los ricos del silencio, no mueven ficha, dejan que tú te mates solo, “presión sin palabras, poder sin ruido”.
Los ricos del silencio lo saben: callar a tiempo es moneda fuerte —y lo mejor, no paga IVA—. Los demás seguimos regalando estrategia cada vez que confundimos volumen con poder: hablamos, nos descubrimos y, al final, queda visto para sentencia… del que no supo callar.
En los juzgados de Japón, pesa más un silencio bien colocado que hasta el mismo discurso de Muñoz Ledo de 1997.
Ese silencio no se ensaya ni con “cien asesores”, es estrategia pura y, de paso, te deja al rival hablando solo. Los ricos del silencio lo saben: callar a tiempo es moneda fuerte. Los demás seguimos regalando estrategia cada vez que confundimos volumen con poder.
Mas sabe el diablo por viejo... Calladito te ves más bonit@.