México tiene cáncer

La medicina existe y funciona

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El 12 de septiembre de 2025, Albania hizo historia, al ser el primer país del mundo en nombrar a una Inteligencia Artificial como Ministra. Diella, un avatar creado por Microsoft, juró su cargo con traje folclórico y una misión contundente: vigilar cada licitación pública, revisar facturas, comparar precios y dejar un rastro imposible de borrar. Un parteaguas en la humanidad: por primera vez, un país puso la honestidad en manos de un algoritmo.

En medicina, frente al cáncer, la mayoría de las personas recorren cinco etapas psicológicas o emocionales: Negación, ira, negociación (promesas a cambio), depresión y aceptación. No siempre aparecen en el mismo orden, pero ayudan a entender la montaña rusa interna. En los países sucede al revés: primero nos resignamos a un “así es aquí”, después lo aceptamos como paisaje con un “todos roban” y al final lo negamos con cinismo. México está justo en esa negación, aunque el tumor ya hizo metástasis en el presupuesto nacional.

Albania eligió otra ruta. Aplicó una vacuna institucional: algoritmos que cruzan datos, blockchain que sella operaciones y tableros abiertos de precios. No es ciencia ficción, ya está en marcha y lo mejor es que es replicable. Un municipio mexicano podría empezar mañana, por ejemplo, el ubicado en cierto paraje del corazón de Michoacán, de cuyo nombre prefiero guardarme.

Lo anterior con pliegos estándar, criterios públicos, comité ciudadano con botón de paro y bitácora de errores abierta por defecto. Si funciona, se escala; si falla, se apaga. Sí, hay riesgos: datos sucios, sesgos, hackeos, la trampa de esconderse detrás de un “lo decidió la IA”. Por eso la vacuna necesita tres refuerzos: datos abiertos por defecto, reglas publicadas y auditorías independientes. Sin eso, la cura se vuelve coartada.

Decidamos hoy, municipio por municipio; o, más simple, cambiemos una que otra palabra para el próximo grito: “México lindo y querido, tan cerca te vi morir”.

Hasta aquí, el diagnóstico del país. Ahora voy contigo: si hoy la palabra cáncer te roza la piel o tu casa, quiero decirte algo con calma y con mucho respeto. Cada minuto que pasa no necesariamente te quita, también puede darte. La ciencia, impulsada por inteligencia artificial, está detectando antes, personalizando terapias y acelerando el desarrollo de medicamentos de años a semanas.

No es un credo ni un consuelo vacío, es trabajo serio que ya está en marcha. Tal vez esta sea la primera generación que no solo alarga, sino que también mejora el tiempo de vida. La medicina cuenta, sí, pero también cuentan tus ganas de seguir. No estás solo: esto no termina mientras haya una chispa adentro.

Si queda una razón, por mínima que sea, alcanza.